Quiero compartir un ejemplo cienfueguero en esto de aliviar las penas a quienes se mueven desde muy temprano para llegar a sus centros de trabajo o de retorno a casa.
En tiempos donde una buena atención, delicadeza y hasta prudencia puede amenizarle el día, después de una noche de apagón y no sé hasta cuantos imponderables; y sobre todo si quieres llegar en tiempo al trabajo y llega a la botella y nadie para y el que lo hace está molesto; sin embargo, hay servidores públicos, que contrario a los insensibles son la excepción.
Conozcamos a Andrés Javier Pérez Madruga, chofer de la ruta 200 en la ciudad de Cienfuegos, quien está consciente del trabajo que realiza. Pérez Madruga considera que, como servidor público, para él lo primero es servirle al pueblo en buena forma, “no maltratar a nadie y ser responsable y cumplidor con lo que hace, además de ser muy respetuoso en los horarios de salida y entrada, además de contribuir a que nadie se quede en la parada y todo el mundo se pueda ir.
Pero acaso Madruga, como lo conocen los cienfuegueros, es de esos servidores públicos que en la práctica son todo lo contrario a los que le toca hacer.
Alfredo González García, pasajero de la 200, expresa que “esta es una de las guaguas más estables que tiene la ruta, un chofer muy consagrado que no deja a nadie votado en ningún lugar, “es una maravilla de chofer.muy ecuánime y exigiendo a los pasajeros que caminen para el fondo de la guagua para llevarse a todo el mundo”.
En tanto, Irene Guerra manifiesta que “todos los choferes de la ruta deberían ser como Madruga, complaciente muy humano muy servidor” .
De tal manera, toda regla tiene su excepción y ojalá tuviéramos muchos más choferes como Madruga en la ciudad de Cienfuegos y hasta en los ómnibus intermunicipales. (Tomado de Perlavisión)
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